Considerada como uno de los ecosistemas más valiosos del mundo, el 43,7% del territorio de Fuerteventura se encuentra protegido por su altísimo valor natural y biodiversidad. Desde el año 2009, es declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO y desde 2015 Reserva Starlight por la excelente calidad de sus cielos. Además, la isla tiene el privilegio de ser considerada como uno de los 150 lugares de interés geológico mundial.
Por un lado, Fuerteventura cuenta con 11 Zonas Especiales de Conservación (ZEC) terrestres, 9 Zonas de Especial Protección para la Aves (ZEPA), además cuenta con 2 ZECs y 1 ZEPA en el ámbito marino dentro de la Red Natura 2000 y tiene 13 áreas de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos.
Es la isla más antigua del archipiélago canario con alrededor de 23 millones de años de antigüedad y gracias a su privilegiada posición geográfica, su origen volcánico y sus condiciones climáticas (vientos alisios, temperaturas suaves, una humedad relativa del 70 % y más de 300 días de sol al año), la isla contiene una alta tasa de endemismos insulares únicos en el mundo, con más de 130 especies endémicas censadas: 103 artrópodos, 12 moluscos, 15 plantas, un briófito y un ave, Saxicola dacotiae (conocida como Tarabilla Canaria). De hecho, Fuerteventura alberga la mayor cantidad de especies de aves del archipiélago Canario, siendo un lugar de gran interés científico y conservacionista, contando con cerca de 300 especies citadas hasta el momento.
En cuanto a la fauna marina, cuenta con importantes colonias de aves y el hecho de que en sus aguas son frecuentes 22 especies de cetáceos y 4 de tortugas marinas, así como una importante variedad de peces y organismos marinos. También cuenta con razas autóctonas como son la cabra, el burro y el camello (dromedario) majorero, así como el perro Bardino.
Por otro lado, Fuerteventura posee un patrimonio cultural y etnográfico único, en su mayoría asociado a las expresiones de un mundo rural, las formas de vida tradicionales y sus manifestaciones materiales e inmateriales. El árido paisaje de la isla ha sido modelado, en gran medida, por la mano de agricultores y ganaderos, a lo largo de los siglos, adaptándose a un medio duro, caracterizado por la baja fertilidad de los suelos y la escasez de lluvias. Muchos de los paisajes agrícolas son testigos de sistemas de aprovechamiento de agua y de tierra como las gavias, nateros y cadenas, idóneos para practicar una agricultura sostenible. Junto a estas manifestaciones, existe un rico patrimonio arqueológico, con numerosos yacimientos de los aborígenes o poblaciones indígenas prehispánicas conocidos como mahos. También son destacables los molinos y molinas, los aprovechamientos ganaderos (gambuesas o resguardos), los hornos de cal y las salinas costeras.
En total, podemos visitar 80 Bienes de Interés Cultural (iglesias, faros, miradores) y más de una quincena de museos y centros de interpretación dedicados a una variedad de temas (la sal, la vulcanología, la agricultura, la pesca, la arqueología y la etnografía).
Sin embargo, Fuerteventura se enfrenta a graves problemas causados por la alta aridez, cuyos suelos tienen baja capacidad de retención de agua, los continuos procesos de erosión, la escasa vegetación, sumado a la emergencia climática global que vivimos, la pérdida de diversidad biológica como consecuencia de la destrucción de los hábitats naturales y la contaminación causados por la especie humana.
Por lo tanto, es responsabilidad de todos (población local y turistas) de cuidar y proteger el patrimonio natural y cultural de nuestra maravillosa isla de Fuerteventura.
